En este mundo tan injusto y cruel, ya no queda sitio para la esperanza. Cualquier batalla está perdida de antemano. Sólo podemos resignarnos y esperar que nuestro agónico sufrimiento termine pronto.
Pero al menos, quisiera que quedara constancia de nuestra lucha, y que estas imágenes atormenten a Luis para los restos.
La cabecera de la mani, a su paso por la Gran Vía.
La mani, llegando a la Glorieta.
Se vivieron escenas dramáticas.
Recibimos apoyo de todas partes del mundo.
Pero a pesar de todo, no fue suficiente.